Recuerdo que cumplí 20 años el 19 de agosto del 2015. Tuve un almuerzo bonito con mis mejores amigos y una cena con mis papás y mis hermanos. También recuerdo que pensé “Estos años van a ser mis mejores años, voy a cumplir todo lo que quiero y todo va a ser más fácil” y sí, puede que lo sean, pero ahorita, lo que llevo de mis 20’s los puedo resumir en una sola palabra: Confusión.
No, no tengo problemas emocionales, tal vez solo soy un poquito dramática. Quizás el único problema que tengo es que no soy conforme y que me gusta irme por lo complicado. Me rehuso a conformarme con una vida normal, donde no tenga espacio para cumplir mis sueños. Me rehuso a un amor a medias, donde no sienta las maripositas, me opongo a vivir con besos sin chispa o a conformarme con el “peor es nada” y me rehuso a ser un adulto frustrado, de esos que solo piensan “¿Qué hubiera pasado si….?”.
Hace como dos semanas escribí que me iba a dar una pausa del blog, pasé sintiéndome miserable porque decía: Me he quedado sin blog , sin trabajo -si, me dijeron bye bye-, sin prospecto, porque el joven varón de Dios, según yo enviado por PapaChus, usó las palabras “solo amigos” y como cereza de mi pastel, le tuve que poner standby a mis planes de ir a La la land o de tener mi primer carro porque en mi cuenta bancaria tengo como $10. Nada de esto estaba en mis planes, y si en enero me preguntaban cómo me imaginaba a mediados del 2017, les hubiera dicho que fabulosa, ganando más dinero, manejando mi carro y empacando para irme de viaje. Resulta que no fueron así las cosas y aunque me he sentido mal, he entendido que solo es miserable quien quiere. La vida sigue, hay golpecitos, hay trompones, hay momentos de fiesta, hay momentos de carcajadas y momentos para disfrutar con tus amigos el reggeton de antaño de Daddy Yankee..hay de todo. Yo ya me di permiso de sentirme miserable, pero me propuse ya no sentirme como el personaje ebrio con camiseta y delineador corrido de la película y ponerme en modo Elle Woods en Harvard después de la fiesta de disfraces donde fue de conejita.
Al principio de este post escribí que los 20 son de confusión, y es por eso que, aparte de seguir con el tema de la moda y compartiendo mis outfits, he decidido darle un porqué a todo esto que me está pasando. Tengo unas que otras cuerdas flojas, no tengo todo junto y aunque trato de compartir lo positivo en este blog y ser un bebe que irradia luz y paz (#yeahright), desde que vi con mi mami, en una date madre e hija, la película de “Treintona, soltera y fantástica” -que se las recomiendo por cierto- me di cuenta del tipo de escritora que aspiro a ser.
Ya no quiero decirles que todo será perfecto y que en un dos por tres las cosas van a pasar, ahora les quiero decir que está bien ser imperfecto y real. Les quiero decir que no hay mejor cura para los males que el sentido del humor y el reírse de uno mismo y que al final de todo, la vida es de aprender, de esforzarse, de darse golpazos y de celebrar lo bueno que pasa.
Quiero que juntos compartamos esta aventura de los 20’s juntos y que aprendamos a que no existe una linea de tiempo, un plan estructurado y que la vida da infinidad de vueltas.
El príncipe azul no existe y mucho menos va a aparecer en Twitter, Instagram o en su defecto, Tinder, con algún mensaje coquetón, pero hay varios Perencejos por ahí que, al igual que a nosotras, les faltan unas que otras cuerdas, y aún así, logran hacernos felices y hacernos reír. Quiero pensar que el mío está bien dormido ahorita -rolling eyes emoji-. El trabajo soñado está ahí, pero primero hay que pagar derecho de piso y unas cuantas clases en la escuela de la vida. Hay que aprender de los buenos jefes, de los malos jefes, de los responsables, de los irresponsables, de los que pagan, de los que no, de los que dicen que la otra quincena dan todo, de los que escriben a la 1:00 am y de los buena onda que hasta se convierten en amigos y guías, y solo así iremos forjando el camino para llegar a cumplir nuestros sueños en esa área.
Las líneas de tiempo tampoco existen, y aunque debemos tener ambiciones, a veces hay que dejar que la vida nos sorprenda y nos de sorpresas que jamás pensamos que iban a suceder.
Los 20’s no son fáciles, pero valen la pena…creo…
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